LA
FLOR DEL TRABAJO
Su interés por los problemas del pueblo, sus
actividades en la biblioteca pública, el trabajo
en los barrios impulsaron a sus amigos obreros a distinguirla
como la Flor del Trabajo de Medellín, en un torneo
donde reemplazaban las reinas de belleza por niñas
que cambiaban la frivolidad por el servicio a las causas
populares. Con su extraordinaria facilidad de palabra,
una amplia instrucción y la entrega total a los
más humildes María Cano
pasó de los barrios marginales de Medellín
a las zonas mineras de Antioquia. Entonces la Flor del
Trabajo se conectó con las multitudes que llenaron
plazas para escuchar sus arengas, sus denuncias y compartir
sus sueños.
En 1926 Maria Cano viaja
a Puerto Berrío, a la Dorada, a Honda, a Venadillo
y Girardot. Su figura crece, los aplausos se multiplican
y la valiente mujer muestra a obreros y campesinos explotados
por gamonales sin escrúpulo una senda de dignidad
y de reivindicación de sus derechos.
María Cano recorre la geografía
colombiana; es un fenómeno que moviliza pueblo
y la lleva a las toldas del Partido Socialista Revolucionario-
PSR.
Sin ningún temor viaja a Boyacá,
reducto de la más furibunda fuerza clerical;
la gente se vuelca a recibirla en Sogamoso y en Duitama,
pero en Tunja, los agentes del gobierno la retienen
y la obligan a regresar a pie a Cundinamarca, junto
con la comitiva que la acompaña. El trecho es
largo son centenares de kilómetros por vías
pedregosas y polvorientas En el
camino no aguanta los tacones, los pies le sangran y
desfallece por el cansancio; los policías que
la empujan fuera del territorio de Boyacá, son
también pueblo, y como pueblo que la admira la
tienden sobre una ruana y ayudan a cargarla hasta la
población de Ventaquemada. en jurisdicción
de Cundinamarca.